Fundada en la mitad del siglo pasado, estaba formada por el gremio de fragüeros y hojalateros, pasando a denominarse de los romanos, conocidos también por los «armaos».

En 1889, sabemos que poseía banda de música propia. Tenía además un estandarte, que todavía existe, bordado todo en sedas, representando el águila imperial romana.

En 1928, conservaba una banda de cornetas y tambores, que en este año estrenan unos trajes nuevos de damasco morado y oro. Los trajes del tercio de romanos son en esta época de una magnificencia que deslumbran. El traje estaba compuesto por, pantalón y pecherín de pechinas, falda de terciopelo rojo con flecos y adornos dorados, capa terciada, bordada con lentejuelas, el casco era metalizado, plateado y dorado con adornos, y plumas. El tercio se componía de: lanceros, cabo macero, reyes de armas, teniente abanderado y capitán. Todos ellos se diferenciaban, en sus capas y plumas del casco. Así, los lanceros llevaban las capas azules y las plumas rojas, el cabo macero, capa roja y plumas blancas, los reyes de armas, capa verde y plumas blancas, y el teniente abanderado y el capitán capas blancas y plumas blancas.

Existía la costumbre, que después de la procesión del Calvario, subieran al Castillo y allí, rivalizando con los judíos, efectuaban el «Caracol». Aparte de en el Castillo, lo realizaban también en diversos sitios fijos, como la Iglesia Nueva, el Ayuntamiento, la Iglesia Vieja, y el Paso de la Bandera. Esta tradición hoy se ha perdido, debido principalmente al cambio de horario de la procesión; antes salía a las 6 de la mañana y hoy sale a las 9’30 horas. . También participaba desde antiguo en la Misa de Resurrección, Sábado Santo. Al entonar el Gloria, resucitaba el Señor. Los romanos en la Basílica, salían corriendo hacia la sacristía, y más tarde, al terminar los Oficios, salían y daban un recorrido por el interior de la Iglesia, tocando la banda de cornetas y tambores. Costumbre que se ha perdido, con el cambio de la liturgia.

En 1948, se realiza el trono actual, de estilo barroco, tallado por José Cantó y dorado por José López Rodríguez. Este trono lleva en sus cuatro caras unos florones y en sus cetros una concha con una columna distintivo de la cofradía. Las esquinas van talladas con unas hojas vueltas, desde donde salen ramales de filigrana hacia los centros, el trono lleva cuatro candelabros o fanales de forja, realizados por Industrias David de nuestra ciudad.

Es la primera cofradía de Yecla que incorpora capas a sus penitentes, y tapa la cara con el capuz.

Texto extraído de: «Semana Santa en Yecla – Historia y Arte»

de Luis Azorín Soriano, José M. Martí Pérez, Fco. Javier Delicado Martínez.